Ni Ricky Martin (de impecable Tom Ford) ni Penélope Cruz (de romántico Chanel) se llevaron el Emmy al agua pero eso no quita para que la de ayer fuera una de las galas mejor valoradas de los últimos años, en la que Juego de Tronos se hizo con el reino televisivo, The Marvelous Mrs. Maisel irrumpió del anonimato con fuerza y nuestro favorito de la serie de Ryan Murphy (El asesinato de Gianni Versace), Darren Criss, se llevara el suyo por habernos aterrado como un Andrew Cunanan devuelto a la vida.

Si a una gala lo que se le pide es que de principio a fin nos mantenga enganchados, podemos decir que la presentada ayer por Colin Jost y Michael Che, desde el Microsoft Theatre de Los Ángeles, fue una de las mejores en décadas. La niña bonita de HBO, Juego de Tronos, batió a sus rivales y es que el rendido aplauso de millones y millones de espectadores y el inmejorable posicionamiento de este drama medieval creado por David Benioff y D. B. Weiss ha hecho posible que también la Academia de Artes y Ciencias de la Televisión Americana (y sus organizaciones nacionales e internacionales) siga premiándola como mejor drama.

Una gala que también supo hacer la propio con The Marvelous Mrs. Maisel como mejor comedia (y clara sucesora de la maravillosa Veep que este año no ha llegado ni a ser candidata al premio por la enfermedad de Julia Louis-Dreyfus); El asesinato de Gianni Versace: American Crime Story, que partía con casi todo su elenco nominado (con Ricky Martin y Penélope Cruz al frente) y que se llevaba el galardón a mejor miniserie para Ryan Murphy (que hacía doblete con el de mejor director de miniserie) y el de mejor actor de miniserie para Darren Criss (que ganaba a Antonio Banderas por Genius: Picasso) o los aplaudidos Matthew Rhys (The Americans) y Claire Foy (The Crown), Bill Hader (Barry) y Rachel Brosnahan (The Marvelous Mrs. Maisel) como mejores protagonistas en drama y comedia respectivamente.

Otro tanto se llevaba Juego de Tronos al volver a llamar al escenario a Peter Dinklage (el querido Tyrion Lannister) como mejor actor de reparto en drama (la tercera vez), Thandie Newton (Westworld) que le daba la réplica pero en femenino y Henry Winkler (Barry), Alex Borstein (The Marvelous Mrs. Maisel) como mejores actores de reparto cómicos. Unos Emmys que también cedieron al clamor popular de rendir sus pleitesías a RuPaul y su corte de drags que tanto celebramos.

El humor ácido de los presentadores (salidos del desternillante Saturday Night Live), el aún latente movimiento MeToo, una gala ligera y nada pesada y un sentido homenaje a Betty White, la única superviviente de aquellas entrañables Chicas de Oro que entretenían los jueves por la tarde de los 90, hicieron de la noche una de las más entretenidas para los allí presentes y los telespectadores que no tuvieron que irse a la cama al amanecer.

¿Y si ahora echamos un ojo a nuestros guapos de la noche?

Posted by:Bru Romero

La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida, antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *