El alcohol está entre nosotros de la misma manera que las tendencias se acontecen cada temporada o los conciertos de Celine Dion se suceden en Las Vegas. No sienta igual a todos pero es normal que tanto en celebraciones puntuales como en épocas de festividad más fervorosa extrema como las vacaciones en la costa o las Navidades, el arte de empinar el codo llegue a niveles que se merecen medalla o distinción. Los que no se llevan el mismo aplauso son aquellos malos bebedores que excedidos llegan a la violencia sobrepasando las reglas. ¿Sabías, por ejemplo, que es por culpa de estas situaciones por las que ocurren más enfrentamientos homófobos? Efectivamente, has leído bien.
Según un estudio de la Universidad de Cardiff (Reino Unido), las personas que se encuentran bajo el influjo etílico son más propensas a mostrar comportamientos racistas y/o homófobos. Y es que, es sabido que el alcohol actúa como deshinibidor social, liberando al personal de cualquier tipo de tope autoimpuesto, dando rienda suelta al odio en sus más variadas disposiciones… como la homofobia.
Una conclusión a la que se llega después de entrevistar a casi 150 personas de poblaciones multiculturales y multiétnicas de Gales que en alguna ocasión habían acudido a algún centro sanitario como consecuencia de lesiones provocadas por actos de violencia homófoba. Del total de encuestados, el 18,5% explicaron que habían sido atacados por personas movidas por prejuicios mientras que el 90% expusieron que los ataques se habían producido movidos por el exceso de alcohol en sangre.
Actitudes violentas como resultado de prejuicios sexuales bañados en este tipo de bebidas que les hacen obtener la valentía para potenciar este sentimiento intolerante, iniciando una batalla sin sentido con la que convertirse en justicieros de actos inmorales por el simple hecho de seguir creyendo, a estas alturas, que el amor diferente a como nos han enseñado toda la vida es antinatural y merecen su castigo. Impulsos que no tendrían lugar si la sociedad se concienciara de que hay que educar en la comprensión al prójimo y evitar así que en el desmadre propio de la borrachera se sigan sintiendo sugestiones que nos sigan avergonzando al resto.