En verano nos queda tiempo para algo más que para trabajar. Con la jornada laboral condensada en la mañana y con toda la tarde por delante, la siesta nos permite que podamos celebrar por la noche que en breve nos iremos de vacaciones y que es buen momento de salir a comer rico. Es por ello que te proponemos algún que otro restaurante por el que dejarte caer, sibarita y de buen comer.

Alameda. No confundan este restaurante con el de Granada (que además es de la misma familia). Estamos en Madrid y hemos decidido que es buen momento para disfrutar de pura cocina de mercado, productos de cercanía y sabores y técnicas del ancho mundo. Un restaurante que volviendo a apostar por el espíritu único, natural e irrepetible de sus propietarios José Ángel Castro y Evangelía Chalatsakos lleva al número 10 de la calle Jorge Juan un bosque de álamos (Materia Singular se encarga del diseño interior) donde comer es una verdadera aventura para nuestras delicadas papilas gustativas.

Su carta, diseñada por Castro y bien ejecutada por el chef Fernando Mario Coradazzi es una algarabía perfecta de referencias tanto españolas como internacionales maridadas con atino y buen gusto. En ella, nos podemos encontrar desde unas croquetas de bacalao al pil pil (claro homenaje al restaurante que ocupaba previamente sus mismas coordenadas: Alkalde) a unos chipirones rebozados pero en mini hamburguesa y con pan de tinta de calamar, pasando por el mero con berenjena en tres texturas, la carne de buey (de León) en versión guiso de albóndigas, a la parrilla o en tartar, las ostras gillerdau al gin tonic o su sabroso canelón de aguacate con cangrejo, mango y cilantro, en su particular guiño a esta fruta que cultiva Granada con tanto atino.

Un local que también cuenta con su particular menú degustación en 12 actos (80€) a elegir entre maridaje corto (100€) o largo (120€) con las interesantes referencias vinícolas del sumiller Quique Rivas que permitirá que la sobremesa sea recordada como una de las mejores en mucho tiempo.

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Rilke. Si te dejaste caer en algún momento por el mágico Beltxenea, seguramente que volver al mismo local semiclandestino del Eixample suponga un particular déjà vu. Una vuelta a aquellos recuerdos gastronómicos pero potenciados, elaborados y adaptados a los nuevos tiempos gracias a la certera unión del Grupo Kafka y el Grupo Confitería en una primera incursión conjunta en el mundo culinario y que con los chefs Rafa Peña y Jaime Tejedor se marcan un local de esos que sientan cátedra gastronómica.

Un local al que la decoradora Yolanda Vilalta da un buen lavado de cara, convirtiéndolo en un negocio como salido de cualquier novela de las Brontë y donde su tartar de atún con crême fraïche, mollejas con ostras y cebolla frita, canelón de faisán, elaborado con una bechamel de pato con un punto de foie y con galleta de cebolla o la escudella de pescado con salmonete son algunos de los grandes éxitos que se dejan acompañar por un servicio de coctelería, dirigido por Juan Serrano, que es absolutamente sublime.

Seis. Modernidad, espacios abiertos (700 metros cuadrados, dos plantas) y una variedad gastronómica como pocas son las señas de identidad de este local sevillano que mira a la Plaza Nueva mientras paladea ricas tapas de autor empapadas por sabrosos cócteles. Un restaurante que bajo las directrices del Equipo MpuntoR sabe sacar partido de la materia prima local en opciones sobre el plato que van desde la tapa a la ración, pasando por el plato para uno mismo.

Recetas mediterráneas pero elaboradas de manera creativa que se reflejan en su ensaladilla con carpaccio de gambón, ceviche de atún con leche de tigre de mandarina, alitas deshuesadas con salsa satay, arroz meloso de pato y setas, tostón de costillar al anticucho y salsa huancaina, fideuá negra de choco y bacalao con picada de avellanas o el solomillo de ternera al carbón con puré de lentejas cuya única pega que le podemos poner es que no pueda haber un segundo solomillo en la ración para llevarnos a casa.

Sin duda, una propuesta que no debes perderte si lo que pretendes es vivir una experiencia gastro de principio a fin con sobremesa de lujo incluida. Los que avisan jamás pueden ser traidores.

Posted by:Bru Romero

La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida, antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.

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