La historia se repite. Los que pensaron que Cecilia Giménez y su Ecce Homo de Borja sería el cúlmen del terrorismo pictórico patrio llega un restaurador de muebles valenciano y consigue arrebatarle el puesto. DEARs, por favor, no lo intentéis hacer en vuestras casas. Para algo existen los profesionales.
Quién le iba a decir a un coleccionista particular valenciano, que prefiere mantenerse en el anonimato (no me extraña), que lo que sería un simple lavado de cara de una copia de una de las famosas Inmaculadas de Murillo, se convertiría en una operación charcutera que ni las inyecciones de aceite de los 70/80 como mágico rellenador dérmico.
El coleccionista en cuestión encargaba a un restaurador de mobiliario doméstico la limpieza de este cuadro. Un servicio de puesta a punto por el que desembolsaba 1,200€ y que esperaba devolviera el lustre a una de las joyas de la familia. La sorpresa llegó cuando una vez terminado, el supuesto “restaurador de arte” devolvía a su propietario una obra totalmente desfigurada, nada que ver con el original. Al pedirle explicaciones, el “restaurador de arte” le comentó que no se preocupara, que él se hacía cargo de devolverle, de nuevo, a la Inmaculada su carita angelical. Pero como siempre suele ocurrir fue peor el remedio que la propia enfermedad y si el primer retoquito fue escandalosamente desgraciado, la terrorífica estampa final fue todo un poema. No contento con el resultado, el propietario de la obra la ha dejado en otras manos, ahora sí parece mucho más especializadas, para que hagan un milagro.
Preguntados por este catastrófico suceso, varios profesionales (restauradores de profesión) han declarado que “desgraciadamente este tipo de acciones están a la orden del día, son más frecuentes de lo que se cree”. La Asociación Profesional de Conservadores Restauradores de España (ACRE) ha pedido que se revise la Ley 4/1998, de 11 de junio del Patrimonio Valenciano que no especifica quién ha de intervenir un Bien de Interés Cultural, sea mueble o inmueble. Para aquellos que tengan entre manos hacer un trabajo similar, solo pedimos que dejen sus manos bien quietitas. España (y el mundo) se lo agradecerá.