Desde lo que vimos en la película Anna Karenina, en la piel del Conde Vronsky, supimos como el apóstol Tomás en su momento que eran ciertos los rumores que nos llegaban desde Hollywood: a Aaron Taylor Johnson era difícil mantenerle la mirada. Algo parecido a lo que nos sigue ocurriendo, años después, al volver a deleitarnos con su presencia (¡qué porte, qué percha!) como imagen del nuevo perfume masculino Gentleman Givenchy.

Una campaña que arranca este mes vacacional en el que aún podemos permitirnos el lujo de quedarnos embobados frente a la pantalla desde la que estemos leyendo este post mientras descubrimos (viendo las fotos) que por mucha barba que nos dejemos y mucho six pack que queramos sacar, no tenemos nada que hacer ante un portento con flema  inglesa como él.

Solo hace falta echar la vista atrás y recordarle en sus roles en El ilusionista, Salvajes, Kick Ass 2, Capitán América: El soldado de invierno o la segunda joya del diseñador Tom Ford, la hipnótica Animales Nocturnos para entender por qué Taylor Johnson es el maromo al que querríamos copiar su esencia u olerle el cuello directamente.

“Sabe cómo bailar, sabe cómo cantar, es intenso, es divertido y sabe de qué  manera actuar para hacernos llegar esa energía y esa simpatía” dicen desde el grupo LVMH, al que pertenece Givenchy. Nosotros no solo no suscribimos todo lo anterior sino que además imaginamos las muchas cosas que también sabe hacer y no nos cuentan pero que mantendremos como fantasía de auténticos fanáticos del séptimo arte u octava maravilla del mundo si hablamos de Taylor Johnson.

De momento, nos conformaremos con oler a Gentleman Givenchy, el olor del perfume del  cuello de sus camisas, camisetas y… mejor dejar de numerar. Si aun así, quieres seguir echando un ojo a Aaron en todo su esplendor, pasa las fotos de nuestra galería sobre el titular y disfruta del momento. ¡Ay, Aaron, qué bien debes oler, truhán!

Posted by:Bru Romero

La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida, antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.