Tan delicados como los de la mujer son los pezones masculinos que por ser los eternos olvidados no quiere decir que tengan que serlo durante mucho más tiempo. Pequeña parte de nuestro cuerpo, los pezones han sido siempre objeto de nuestro deseo (no los nuestros sino los del otro) como zona a tener en cuenta a la hora de arrancar los motores en nuestros más íntimos encuentros. Pero, ¿por qué a veces te duelen y no sabes el porqué? Exceso de excitación… no te creas. Deberías hacértelo mirar o seguir leyendo, de no ser así tus #freethenipple serán tu pesadilla.
La sensibilidad de tus tetillas (sí, también se pueden llamar así) a veces puede ser tal que el dolor haga su particular aparición. ¿Tendríamos que preocuparnos? Pues quizá sí o quizá no pero de cualquier forma, no te agobies… va a tener cura. ¿Los motivos? Los siguientes:
Ropa deportiva inadecuada. No te empeñes, no sigas pensando que esa camiseta que te has comprado tan barata y tan molona te va a dar buen resultado en el box. Podrá parecer que es la perfecta, que transpira que da gusto, que el algodón es tan bueno que es todoterreno o, incluso, que te marca muy bien esos incipientes pectorales marcados pero el caso es que tienes picores, tus pezones los tienes como para partir cristales y no hay quien te los alivie. No es cosa de la casualidad, el caso es que la fricción durante el ejercicio obliga a nuestros pequeños pezones a escocer. Hormigueo y enrojecimiento pueden ser los efectos secundarios al seguir realizando movimientos verticales y horizontales continuos con camisetas pegadas. Si no quieres que te vuelva a ocurrir, elige prendas oversized de tejidos tecnológicos o Dry-Fit o colócate unos protectores de pezones a modo de pezoneras masculinas. ¡Ah! Y jamás uses lana en contacto directo. Es lo peor que puedes hacer.
Ginecomastia. Hay personas cuyos pezones son más grandes de lo normal o incluso toda la zona del pecho. Esto ocurre cuando el tejido graso de los senos, por razones fisiológicas o por otros factores como el alcohol (por los fitoestrógenos que contiene) o determinados medicamentos (Valium, Xanax…), hace aumentar el pecho del hombre, doliéndole a su paso. Mientras que en las personas jóvenes puede ser algo común, en adultos de 50 a 70 años la proporción llega a 1 de cada 4. Tratamiento o cirugía de reducción mamaria son sus soluciones.
Infección. Si alguna vez te ha dado por arreglarte esos pelitos cerca del pezón (con la consabida irritación o laceración de ser un poco más bruto) es común que la sangre corra a raudales. En la zona aureolar existen muchos vasos sanguíneos y si, posteriormente, la zona se infecta dará como resultado fiebre y escalofríos que habrá que combatir con antibióticos (tratamiento de una semana a 10 días).
Quistes. ¿Alguna vez has sufrido de pezones secos o irritados debido al clima o a tu tendencia a tener eccemas en la piel? Pues es hora de hidratarlos o visitar a tu médico e hidratarlos. De haber grietas en la piel, permitirías la entrada de bacterias y podrías sufrir de mastitis o, incluso, celulitis.
Enfermedad de Paget. De entre los cánceres raros, este es uno de ellos. Puede afectar desde el pezón a la aureola y la forma en que aparece es parecida a un eccema que se descama y te hace rabiar de picazón. Como muchas veces es complicado saber cuál es cuál, desde el Instituto Nacional de Salud se recomienda hacerse análisis mamarios mensuales para evitar que, de estar enfermo, el virus vaya a más. Prevenir antes que curar, toda la vida se ha dicho.