Para Gerard Vaquer, el jazz y el arte de la mixología van de la mano; por este motivo, ha tratado de conjugar ambas pasiones a lo largo de toda su carrera. Saxofonista con alma de coctelero —y viceversa—, Vaquer es el bartender residente de la coctelería Nuts, en Barcelona. Hoy, os contamos cómo ha llegado hasta aquí, y repasamos todas las hazañas de su breve pero exitosa trayectoria

Una simple búsqueda en Google con las palabras «coctelería Nuts» basta para ver que la recibida del establecimiento donde Gerard Vaquer vierte todo su talento en la actualidad ha sido excelente. Se encuentra en los tops de las coctelerías de visita obligatoria para este 2023, y ha sido catalogada de «aventura sensorial por ciudades como París, Venecia, Ámsterdam o Burdeos». Sin embargo, y aunque volveremos a ella más tarde, se trata del último escalón en la carrera de Vaquer; remontémonos, así pues, a sus 17 años, momento en el que viaja a Nueva York y se enamora de los clubes de jazz más icónicos de la ciudad, como el Blue Note, el Smalls y el Birdland. Es allí donde se origina su pasión ambivalente por los universos del cocktail y la música, que con tanta maña ha sabido fusionar.

Nacido en una familia de músicos, Vaquer decide estudiar para ser saxofonista, y al empezar a tocar en algunos clubes de Barcelona, algo hace click: «Comprendí que de la mano del jazz venía el cóctel». Sería el descubrimiento de esta dicotomía el que le llevaría a empezar a trabajar con tan solo 21 años en el mundo de la hostelería, sector también cercano a sus raíces por parte de madre, en cuyo restaurante, el Can Pascual, Gerard sirvió sus primeros cafés. A los 23 comienza su camino como bartender, y de local en local absorbe todas las enseñanzas sobre métodos y estilos de coctelería que encuentra a su abasto.

A pesar de que todas las experiencias a lo largo de estos 6 años fueron fructíferas, nos dice que destacaría su paso por Afterlife, debido a su concepto innovador: una coctelería gamer, inspirada en los video juegos, pionera en España en su original temática. Gerard se quedaría allí durante 4 años, en los que llegaría a ser responsable de barra, y en los que sería capaz de «estudiar en profundidad el arte de la mixología», como él mismo afirma. Fue también en Afterlife donde Vaquer se encargó de ejercer una masterclass de coctelería, que invitaba a quienes se apuntaran a crear un cocktail desde cero, consolidando así su paso de aprendiz a maestro.

Ahora, con tan solo 29 años, ha encon trado en el bar Nuts la cohesión perfecta entre música y coctelería: un local que parece sacado directamente de los años 20 con actuaciones de música en directo, que permiten que el cliente saboree su cocktail de elección al ritmo del jazz, el soul o el funk. El diseño, de Lázaro Rosa-Violán y Josep María Morera, hace que el viaje al pasado esté garantizado, debido a su atmósfera vintage y extravagante. Sin embargo, la experiencia del Nuts abarca todos los sentidos; viajamos a una realidad paralela no solo a través de los ojos, sino también mediante nuestro paladar, que Vaquer deleita a base de cócteles clásicos y atemporales. El bartender afirma que pese a incluir en su gran mayoría recetas tradi cionales, la carta presenta algunos cocktails que son «versiones un poco más atrevidas, como el Espresso Cookies o el Spicy Margarita», algo que se alinea mucho con la esencia del Nuts: un ambiente más cercano, original y ajetreado, alejado de la que Gerard dice es la escena habitual del cóctel clásico en Barcelona.

El coctelero confiesa que «hay tantos cócteles como personas en el mundo», por lo que la conversación con el cliente supone un paso clave en el proceso de elaboración de la bebida. Al partir de la coctelería clásica, Vaquer tiene a su abasto «una paleta de sabores que todo el mundo conoce, desde el Whisky Sour hasta el Daikiri, pasando por el Dry Martini (con GinMouth)», con la que lograr la mezcla perfecta. Además, la materia prima del local es de lo más high-end. El Moscow Mule con extracto de jengibre, el Bloody Mary con vodka o el Moretti San son otros de los protagonistas, y quienes tengáis el placer de visitar el bar podéis acompañarlos con alguna de las opciones de su propuesta gastronómica, que incluye productos gourmet como las ostras o el caviar.

Para DEAR, Gerard nos ha preparado un Rose Martini, cuya receta es de cosecha propia: al vodka y al St. Germain los acompañan trazas de sirope de rosas y lima, y la clara de huevo le da a la mezcla la textura idónea para obtener el trago perfecto. ¡Se nos hace la boca agua!

Texto: Laura Càmara

Posted by:Redacción Dear

Todos los hombres están en Dear. Todos.

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