Enero avanza sin mucho sobresalto en el aire y antes de que termine el primer mes del año nos llega el que será el primer single de la esperada vuelta de Kylie Minogue al ruedo musical. Tres años en los que la diva del pop australiana nos había abandonado vocalmente para dedicarse a otras lides como su participación en la nueva película del director Stephen Elliott (¿Recuerdan ‘Priscila, reina del desierto’?), Swinging Safari, en la que junto al buenorro de Guy Pearce da vida a una de las tres parejas protagonistas que en la Australia más setentera despiertan al sexo de intercambio.
Un trabajo que le ha llevado a estar ocupada los últimos meses y que ha mantenido a sus fans al filo del nerviosismo más frenético al recordar aquellas palabras de Alexi Cory-Smith, presidenta de nuevo sello discográfico (BMG), que anunciaba, hace un año, que estuviéramos preparados para un álbum “de pop grande, bueno y clásico”.
Un nuevo trabajo (el 22º contando recopilatorios) que al nombre de Golden, saldrá a la venta el próximo 6 de abril y que mantendrá en vilo a sus entregados fans (entre los que nos encontramos) a la espera de algún aperitivo en forma de single (ya se ha dado a conocer el primero, Dancing, pero querremos más) o alguna que otra filtración de esas que pese a no estar de acuerdo con las maneras de transmisión, nos gozamos como niño con una smart tv en el cuarto (lo del caramelo, la piruleta o los zapatos nuevos ya se quedaron atrás).
Un álbum de 12 temas que apuesta por un sonido country/pop (muy del estilo de la actual Miley Cyrus o, incluso, al Joanne de la Gaga), género complicado a nivel comercial pero que gracias al talento de la buena de Kylie y a la ayuda inestimable de productores como Sky Adams, The Invisible Men, Karen Poole, DJ Fresch o Amy Wadge, nos hará bailar de gusto como si nada nos importara más. La Minogue no es Dolly Parton pero aceptamos country como su nuevo ritmo. Bien por ella.