El cine bélico contemporáneo goza de muy buena salud. Desde los años 80 y Oliver Stone, primero, y Salvar al Soldado Ryan y Spielberg, después, parece claro que la tendencia postmoderna es la que cuenta la historia de un soldado, no la de una batalla, la que se centra en el drama del hombre y no en el horror de la contienda. Dunkerque continúa esa estela, pero corregida y aumentada. Sin cargar la mano en el horror ni loar una heroicidad pancartista, posa su mirada sobre tres o cuatro personas que intervienen en el desalojo de la localidad francesa en la primavera de 1940.

Christopher Nolan, ese genio contemporáneo, padre de El truco final (el prestigio) y Memento, alumbra ahora uno de sus proyectos más ambiciosos. Y el resultado es único. Y no porque la tecnología actual nos permita poder disfrutar de un hiperrealismo que nos pone los pelos de punta, no, sino porque con un guion sin apenas diálogo y unas escenas basadas en un montaje y una banda sonora enfáticas y espectaculares (de la mano de los habituales colaboradores del director, Lee Smith y Hans Zimmer, respectivamente) el resultado es un filme es el de una obra maestra, un clásico instantáneo que te deja pegado al asiento desde el minuto uno hasta el cien. Llama mucho la atención que Nolan, un artesano capaz de crear verdaderos universos a partir de una idea estética muy concreta -como los mundos oníricos de Origen o la cuarta dimensión de Interestellar, por no hablar de su particular Gotham City de Batman– haya creado un mundo tan personal dentro de la enormidad de una costa y la inmensidad del mar. Así, el relato lo conforma más un bellísimo drama coral sobre el vacío, el miedo y instinto de supervivencia que una película bélica sobre unos que matan y otros que mueren, sobre mapas y estrategias. Es el verdadero misterio del hombre el eje, el principio y fin del cine de Christopher Nolan, lo que viene a significar que, sin ser el director más prolífico de Hollywood, sí es uno de profunda y hermosa coherencia.

Posted by:Belén Ester Casas

Friki de Star Wars y de Bergman, de Sexo en Nueva York y de Sergio Leone. Sí, es posible. Resumo la historia del cine en tres palabras: Ford, Hitchcock y Spielberg.

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