Ya ha llegado el frío y eso que hasta hace un par de semanas parecía que el verano no se iba a ir. Pero para que vamos a quejarnos de las inclemencias del tiempo si, a golpe de talonario, podemos volver a vivir esas sensaciones pre-otoñales que nos obligan a ponernos la rebequita.

Marrakech

Qué te vamos a contar de la maravillosa ciudad marroquí. Calorcito, estereotipos cumplidos y todo dentro de una medina (no salgas del centro de la ciudad, que no hay mucho que ver) maravillosa. El alojamiento es super barato, te recomendamos en concreto cualquier riad céntrico, que son baratitos y encima tienen desayuno. Puedes probar las comidas típicas como el cuscús o el tajine en cualquier sitio, pero si te acercas a la plaza de las especias no podemos dejar de recomendarte el Nomad y su hamburguesa de cordero.

Canarias

Calorcito invernal en territorio español. Sí, es posible. Sabemos que ya está más que hablado, todos tenemos ese amigo canario que se ríe de nosotros en pleno enero o nos manda fotos desde la playa. Qué mejor que hacerle una visita, o no. Si vas a Tenerife, además, puedes pasarte por el hotel Jardín Tropical y olvidarte de tu familia peninsular.

Malta

Malta mola. Puede que no pases un calor extremo, pero sí vas a poder tener unas vacaciones tranquilas y templadas. La capital, La Valeta, es una ciudad preciosa para ver en esas pocas horas de luz que nos otorga el invierno. Además, el mayor plus de todos es que los precios son muchísimo más baratos y no hay hordas de “estudiantes” disfrutando de degustaciones alcohólicas.

Madeira

El archipiélago portugués es como las Canarias, pero a mitad de camino. Al no estar explotada por el turismo, conserva parajes naturales asombrosos y vírgenes, unos acantilados de infarto y unos pueblecitos tremendamente bonitos. El pulpo es uno de los platos típicos de las islas, al igual que las sopas de trigo. Aquí os recomendamos el hotel The Vine, que tiene unas vistas espectaculares.

Chipre

Una isla maravillosa llena de ruinas griegas y hoteles tipo resort. Una mediterránea isla dividida entre Turquía y los chipriotas, pero mejor no saques el tema con los nativos. Las playas no tienen nada que envidiar a las de cualquier isla mediterránea. Si te gusta ir en avión y volver rodando, te recomendamos la rica gastronomía local, una fusión entre la griega y la árabe (ya sabes, tanto moussaka como suvlaki a.k.a kebab).

Posted by:Luca López Ormazabal

Madrileño de profesión, periodista de nacimiento.

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