Desde que el 28 de noviembre de 1969 los disturbios de Stonewall sentaran las bases de lo que sería el movimiento de liberación homosexual, la lucha ha sido lenta, dolorosa (con picos de gloria) pero, sobre todo, muy numerosa. Un tira y afloja de años por conseguir alcanzar la normalidad en una sociedad basada en el heteropatriarcado que castigaba con la marginación a quien osara salirse de la norma. Una supuesta enfermedad (según la OMS) que gracias al esfuerzo, sudor y lágrimas de tantos que dieron su vida por el movimiento alcanzó rango de orientación sexual como cualquier otra (en nuestros días) y que a pesar de ser castigada, aún, en más de 70 países ve con orgullo cómo en los últimos años ha empezado a contar como aliados no solo con medios de comunicación sino con la tele, el arte y el cine. Pero parece que estos triunfos no alegran a todo el mundo y ahora hay quienes se quejan de que con tanto homosexual suelto, la heterosexualidad está quedando marginada. Ver (o leer) para creer.

Según Theo Hobson, columnista de The Spectator, “el mundo de la cultura actual desprecia el emparejamiento heterosexual en televisión y en la gran pantalla”. Todo comenzó tras ver un capítulo de la serie de la BBC, Snatches, centrado en una mujer que descubre las maravillas de un orgasmo pero a través de una mujer. Un dato que parece molestó sobremanera al susodicho al creer que estamos viviendo unos tiempos locos para la cordura, perdiendo el norte en cuestión sexual, haciendo predominar lo homosexual a lo hetero, hasta el punto de situar las relaciones entre diferentes como algo… ¿anormal?

Y es que, prosigue, “parece que las nuevas series y películas, así como el mundo del arte, están más interesado en las relaciones entre iguales por ser mucho más sexys frente a las más aburridas o con poco gancho como las heteros que en caso de darse resultan banales, opresivas, sucias e inapropiadas”. ¿Ejemplo? Call me by your name, la película gay del momento.

“Un problema cultural”, según Hobson, que golpea a los heterosexuales afeando el convencionalismo y ensalzando lo que parece ahora estar de moda, ¿ser homosexual?, “por ser algo aburrido, carca o fuera de lugar”.

Y en este punto es en el que nos preguntamos si estas declaraciones son reales, si son premeditadas o simplemente responden a una rabieta del que se siente diferente en tierra extraña y que carece, absolutamente, de empatía con el sufrimiento de tantos hombres y mujeres durante años que han sufrido (y sufren) persecución inquisitoria y que es ahora, en los últimos años, cuando por fin ven la luz al final del túnel y sienten de qué manera la cultura les apoya. Porque no es cuestión de pintar de rosa o colocar caminos de baldosas de brillo de unicornio por cualquier sitio sino de hacer visible, muy visible, una orientación que tantos llevaron en secreto por miedo a ser lapidados de por vida por una sociedad sin sentimientos por una minoría que ya no es tan minoría porque pretende llegar a jugar mano a mano y en primera línea. Derecho a la igualdad se llama.

Personas como Hobson nos siguen haciendo difícil el camino.

Posted by:Bru Romero

La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida, antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.

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