De nuevo sufrimos las inclemencias de una DANA que, sin ser tan fuerte como las anteriores, sí que está consiguiendo que el tiempo esté tan inestable que no queramos salir de casa. Bueno, si lo que nos proponen es ir a Couzapín, quizá nos lo pensamos. ¿No sabes por qué? Solo te diremos algo: cocina asturiana.

Según los más entendidos, y damos fe de ello, este restaurante es uno de los mejores asturianos de Madrid. Un lugar por el que dejarte caer si tienes mono de viaje y si no hay lugar que más disfrutes que una sidrería de toda la vida.

Un lugar donde comer rico, abundante y a buen precio está a la altura de las increíbles materias primas que pasean por las encimeras de su cocina y donde la frescura de unos platos nos da el gustazo de comer en condiciones y como hace tiempo que no hacíamos. Un Couzapín donde según entras ya te ofrecen un poco de Cabrales para untar y un vaso de sidra recién escanciada que te dan idea de lo que está por venir, que es tremendamente sabroso y bueno.

Una verdadera experiencia gastronómica que nos hace un buen recorrido por platos como su empanada de bonito o los chipirones en su tinta, las anchoas del Cantábrico en salazón, el pudding de cabracho, las croquetas de Cabrales o el lacón aliñado, los fritos de pixín, sus taquitos de bacalao en tempura, la versión (tan particular) de la ensaladilla rusa o platos fuertes 100% asturianos como las fabes con almejas, los callos a la asturiana, las verdinas con carabinero, el cachopo de ternera asturiana con cecina leonesa y queso Vidiago, el rabo de toro o una merluza de pincho de Cudillero que habla por sí sola.

¿Postre? No te saltes sus freixuelos caramelizados rellenos de compota de manzana, el astur-trudel de manzana o la tarta de queso sobre tierra de manzana no merecen menos. ¿Se te antoja pedírtelo para llevar? No hay DANA que impida que disfrutemos de Couzapín pues, también, se apuntan al formato delivery. ¡Que no te falte de na’!

Posted by:Bru Romero

La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida, antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.

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