Los amantes de los cómics agradecerán que, una vez más, sean esas pequeñas joyas que han atesorado desde que eran enanos se conviertan en clara inspiración de las casas de moda. Un claro guiño que, en el caso de Lanvin (y para la temporada otoño/invierno 2020) que viene teñido de la historia que encumbró a Hugo Pratt y, con él, a un Corto Maltés al que siempre le sobró elegancia.
El aventurero marinero se convierte así en la piedra de Rosetta de la firma Lanvin que nos ofrece su versión del personaje que entretuvo a los jóvenes de los jóvenes de finales de los 60 hasta bien entrados los 80. Un tipo con carisma y medidas que desearía cualquier hombre actual, que el diseñador Bruno Sialelli sabe aprovecha rsin ningún esfuerzo.
Una colección absolutamente visual que sin romper ningún esquema preestablecido señala con el dedo la sofisticación de un hombre que no se corta a nada; incluso a sacar a flote esa femineidad que todo tipo rudo puede llegar a exudar. Prendas que navegan como pocas entre lo perfectamente marítimo y lo sencillamente práctico y funcional sin perder ese romanticismo y manierismo propio de un hombre que ha aprendido a quererse.
Un hombre que saca a flote ese sentirse niño aún y que a golpe de abrigos de colores pastel y grandes solapas, mangas marcádamente rectangulares y oversize, cinturas que, en muchas ocasiones, siluetean nuestra desgarbada figura, apuestan por la napa y el denim como tejidos a repetir constantemente, grafitea de motivos varios desde camisas a chaquetas (pasando por accesorios) y que, como nota discordante y que nos conecta con lo 2.0, celebra el tirón fashionista que aún sigue teniendo la cultura skate noventera que imprime sus normas sobre todos los pantalones, no aptos para amantes del pitillo, el skinny y todo aquello que corte la circulación.