Mucho se va a hablar estas semanas de Las chicas del cable, la primera serie española producida por Netflix, un drama de ocho episodios sobre cuatro mujeres empleadas en la compañía telefónica del Madrid de los años 20. Blanca Suárez, Ana Fernández, Maggie Civantos y Nadia de Santiago son las protagonistas. Pero, ¿quiénes son “los chicos del cable”?
Yon González y Martiño Rivas, que dan vida a Francisco y a Carlos, hablan para DEAR de sus personajes, dos jóvenes atractivos y sin demasiados problemas a los que las protagonistas trastocarán de arriba abajo.
DEAR: ¿Qué ha supuesto para vosotros este reencuentro profesional después de diez años cuando coincidisteis en SMS, sin miedo a soñar y El internado?
YON GONZÁLEZ: Maravilloso. Yo quiero un montón a Martiño y ha sido un placer poder debatir las escenas y disfrutarlas, aportar ideas desde la generosidad, apoyándonos y haciéndolo lo mejor posible. Es ahí desde donde nace el trabajo actoral, en el disfrutar y sacar lo mejor de uno mismo. Y además, en el rodaje hemos sido casi como un matrimonio: vivimos en la misma casa, íbamos juntos a currar, compartimos un montón de escenas… Excepto hacer el amor, lo hacíamos todo juntos (risas).
DEAR: ¿El hecho de haber hecho esta serie para una plataforma como Netflix –que está siendo un pelotazo a nivel mundial- varía la forma de trabajar o la producción?
MARTIÑO RIVAS: No. Se nota mucho más a nivel de postproducción. A lo mejor las tramas o los guiones sí hay un cambio de chip, además de que trabajan para darle una mayor difusión y promoción, o incluso darle un carácter más internacional, pero en el set eso no se nota. La forma de exhibirla sí es todo un universo nuevo y la forma de consumirlo para el espectador. Pero cuando dicen acción tú eres el mismo.
DEAR: ¿Cuándo os metéis en un trabajo de época con todo el atrezzo, el diseño de producción y los decorados, ¿hay parte del trabajo hecho? ¿Es más fácil meterse en la piel de Francisco y Carlos?
YG: Sí, mucho más. El hecho de llevar un traje te hace mantener una compostura que te ayuda mucho a construir el personaje. Me pasa también cuando me pongo un traje a nivel personal. Los personajes de vaqueros y camiseta me suelen resultar más complejos, la verdad. Además, Francisco es un personaje tan desconcertante que creo que me ha ayudado mucho a aportarle ese carácter distante que tiene.
DEAR: Háblame un poco de tu Carlos, Martiño.
MR: Carlos es el hijo de Concha Velasco y Simón Andreu, los dueños de la compañía de telefonía. Un chaval pudiente, el primogénito y el heredero pero que no tiene ningún interés por la compañía. Y Francisco, el personaje de Yon, es como el hijo adoptivo que les hubiera gustado tener. Así que hacer de un tío muy ligero, sin tantos filtros, irresponsable y viva-la-vida me ha parecido muy atractivo porque siempre había hecho personajes un poco más introspectivos.
DEAR: El guion apuesta por presentar unos modelos de mujer muy modernos para su época. ¿Los vuestros también lo son? ¿O como hijos de su tiempo representan ese modelo de hombre machista que piensa que su esposa es para estar en casa y luego están otro tipo de chicas, a las que respetan mucho menos, sólo para divertirse?
YG: Sí lo son. Cada personaje cuenta una historia y, evidentemente son muy diferentes. Quizá el más machista en esa línea es el de Sergio Mur pero, efectivamente, todo los personajes masculinos de la serie marcan muy bien cuál es su idea de mujer y su ideal de mujer que para ellos es el bien. Para ellos lo correcto es que las mujeres se comporten de cierta manera. No conocen otra cosa y no conciben otra cosa. Porque así eran los hombres de antes… Me encantaría marcar esto porque, aparte de para entretener, ¿para qué sirve una serie sino es para que todos podamos aprender algo?