«Espero que destaque y suscite una conversación y que los niños de aquí y los que estén mirando se pregunten qué es la bandera si no lo saben y por qué la llevo». Con estas palabras prepara Lewis Hamilton su participación, dentro de unos días, en el GP de Arabia Saudita.
Si hace unos días, el campeón de Fórmula Uno se dejaba ver en el Gran Premio de Qatar con un casco con la Bandera del Progreso (Orgullo Intersexual) diseñada por el artista intersexual británico Valentino Vecchietti y las palabras «We Stand Together», parece ser que deportista ha decidido seguir con él puesto a medida que la F1 se abre paso en Oriente Medio.
Un país que no resalta mucho por su empatía con el colectivo (por decirlo suavemente) y donde los hombres gais son encarcelados por inmoralidad y sodomía, pues carecen de código penal y se remiten a la sharia islámica que considera la homosexualidad como un delito grave.
Unos abusos ante los que Hamilton ha decidido no callarse, rompiendo una lanza (o las que hagan falta) a favor de aquellos que están sufriendo la opresión de un estado absolutamente antinatural. Un paso al frente como deportista de élite, hombre de color (el único en estar compitiendo) y persona que lo único que quiere es lograr que el mundo se de cuenta de que todos somos iguales y que hay sitio para todos. ¡Bravo, Hamilton! A ver si creas escuela.