En la era de las redes sociales y con ese ímpetu, a veces indecoroso, de tener que postear, tuitear e instagramear, hasta el sangrado de nuestras huellas dactilares, todo aquello que pensamos, soñamos, opinamos o cualquiera que sea el verbo relacionado con el comunicar de toda la vida, a veces nos olvidamos que no todo el mundo debía tener voz y menos aún dejarse llevar por la inquietud y verborrea de su propio ser.
¡Cuántas meteduras de pata podríamos solventar! Las celebrities tampoco se escapan. El último en sumarse al equipo ha sido nuestro querido Chris Pratt. El culpable de que viéramos Jurassic World 2 prestando poca atención a los dinosaurios que por allí reptaban se cubría de gloria hace unos días con un post en Instagram donde instaba a sus seguidores a subir el volumen de uno de sus vídeos con subtítulos, explicando que no se quedaran en la versión en mute y lo escucharan por lo importante del mensaje en cuestión. Pero, ¿y la gente sorda?
Las críticas empezaron a lloverle y el bueno de Pratt salía en su propia defensa con una sincera disculpa con la que buscaba congraciarse con los millones y millones de personas que sufren de la perdida de este sentido y que podrían haberse sentido ofendidos.
Más allá de subir una foto con un simple “la he cagado, lo siento”, el actor subía un vídeo en el que en el idioma de los signos pedía perdón por su falta de insensibilidad y rogaba a todas aquellas personas que se hubieran sentido ofendidas que intentaran olvidar lo ocurrido. “Ningún publicista me ha aconsejado que lo haga. Soy solo yo el que maneja mis redes y era obligación mía enfrentarme a esta gran falta de tacto” explicaba.
Un gesto muy de agradecer en un tiempo en el que este tipo de conductas se suceden en el soporte digital (principalmente) sin orden, concierto y sin retracción alguna y cuando la deshumanización de la sociedad parece ser la tendencia preponderante. Los hay locuaces y con clase. Siempre un bando al que apuntarse. Gracias, Chris. Te perdonamos.
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