No es la primera vez que el país asiático (que nos está colonizando) muestra su censura ante los libertinos europeos que pretenden no estar atados a ningún tipo de imposición. Y la libertad sexual es uno de ellos. Otro, el gusto por la tinta bajo la piel… es decir, la gente tatuada. Dos temas que en nuestro continente cada vez están más a la orden del día y que pese a contar con detractores (sobre todo de lo que concierne al sexo) siguen luchando para que lo sigue resultando a unos anormal (para los chinos en este caso) se convierta en algo normal (no creemos que la mentalidad china cambie).

Pues bien, el pasado 8 de mayo la televisión decidió censurar parte de la primera semifinal de Eurovisión. ¿El motivo? Las actuaciones de Albania e Irlanda y una serie de banderas gays entre el público que nos les parecieron del todo correcto, del todo morales.

La legislación del país que nos convirtió a la religión del arroz 3 delicias y los rollitos primavera (aunque ellos realmente no los comen) prohíbe que se emitan espacios con personas con tatuajes (el caso del cantante Eugent Bushpepa de Albania) o que se haga apología de la homosexualidad (como ocurre con la canción defendida por Ryan O’Shaughnessy por Irlanda). Una postura que la Unión Europea de Radiodifusión (EBU) ha visto con desaprobación hasta el punto de tomar la decisión de retirar los derechos a la cadena de emitir la segunda semifinal y, por consiguiente, la esperada final.

“Esto no está en línea con los valores de universalidad e exclusividad de la EBU y nuestra orgullosa tradición de celebrar la diversidad a través de la música”, explicaban desde la organización. Y es que la música (como el sexo o el tatuarse) son algo libre. No podemos añadir más.