No se ha estrenado aún en España y ya es la sensación de la cartelera patria y es que desde que se estrenara el pasado 22 de enero de 2017 en el Festival de Cine de Sundance (sí, el de Robert Redford), consiguiera tres nominaciones a los Globos de Oro en las categorías de mejor película dramática, mejor actor dramático y mejor actor de reparto (no se llevó ni uno) y fuera nombrada “una de las 10 mejores películas del año” por el National Board of Review y el American Film Institute, Call Me By Your Name ha conseguido que crítica y público se unan con ímpetu en una absoluta ovación y solemne admiración.
El nuevo trabajo del director Luca Guadagnino, una historia donde la sensualidad y el fulgor del primer amor completan su trilogía sobre el deseo tras Yo soy el amor y Cegados por el sol. Una película basada en la primera novela de André Aciman, con guion de James Ivory, que nos cuenta el despertar sexual (durante el verano de 1983) del joven Elio Perlman (Timothée Chalamet) y el asistente de su padre, Oliver (Armie Hammer), bajo el sol costero de Crema, en la provincia de Cremona.
Un romance homosexual entre el chico bien de familia de Nueva Inglaterra y el infante díscolo de la típica familia burguesa europea y progre que nos regala un argumento de esos que nos hace sentir dolor de puro amor y con la que descubrimos de qué manera uno puede llegar a encontrarse y conocerse a través del otro. Un revulsivo, una obra maestra minimalista y llena de luz que celebra la pasión más pura vista con una pátina de melancolía recubierta de sofisticación, un flirteo que nos sacude de principio a fin con la misma rapidez que el estío nos calienta para luego abandonarnos.
Una cinta donde el fabuloso tándem Ivory/Guadagnino (a los que separa toda una generación) demuestran la misma química que Chalamet y Hammer exudan en sus escenas cara a cara, donde sus miradas, gestos y discursos pretendemos recordar en slow motion para saborearlos el doble. Un bombón cinematográfico de esos por los que matan directores, actores y que tan buen efecto producen en el respetable que no puede por más que rendirse a esta historia de la que aún no se descarta una o varias secuelas.
Inspirado por el ciclo Antoine Doinel de Truffaut o por la segunda parte de la película Texasville de Bogdanovich, el director italiano tiene la intención de seguir contándonos el devenir de Elio y Oliver, movido por las últimas páginas del libro que nos llegan a narrar hasta 20 años de esta pareja, pese a ser una rareza esto de que una película menos mainstream tenga su segunda vuelta. Una excepción que brilla en el horizonte más, incluso, que el primer round de estos enamorados que tumban a cualquier tipo de voz intolerante. De momento, esperaremos al estreno de los 130 minutos de la primera parte, el próximo 26 de enero, que ya nos saben a pura gloria.