Y lo preguntamos porque nos cuesta reconocerla. Podía ser Britney Spears como Jessica Simspon (hace 15 años) pero en realidad, no, es Britney con mucho, demasiado, photoshop. Aún así, la princesa de rubias mechas y ombligo convertido en icono pop sigue dando que hablar y ahora se nos aparece como la nueva cara de Kenzo y su campaña Memento nº2 para la primavera/verano 2018.

Ooooops, she did it again! Sí, DEARs, la cantante americana vuelve a primera plana y no solo por los motivos propios que conciernen al haber sido elegida como imagen de marca sino por haber abusado del photoshop, esa droga del show business y medios de comunicación que quiere que todo el mundo siga siendo joven, guapo y delgado hasta el infinito y más allá.

Fotografiada por el maestro Peter Lindbergh (sí, el que mejor ha retratado a las top models de los 90), la anfitriona del Planet Hollywood Resort en Las Vegas (que ya tiene firmado un contrato para hacerse cargo de la programación musical estrella del Park Theater del Monte Carlo Resort a partir de 2019), se quita años hasta el punto de casi volver al punto de origen en el que comenzó su carrera o al menos hasta el momento en el que cantó por vez primera Toxic.

Y es que no sabemos si por contextualizar las imágenes en el espíritu claramente ochentero de la campaña de la firma japonesa o simplemente por la sugerencia particular de la rubia (que en 2007 se impacientó frente a su peluquero y antes de que este le aflojara las extensiones decidió raparse a lo teniente O’Neal) que desde hace años ha sucumbido a la intervención estética más pura, las fotos que acompañan cada uno de los looks rezuman juventud y color a tutiplén. ¿Estaremos ante la próxima Cher?, ¿nos adentramos peligrosamente en un nuevo caso a lo Benjamin Button? Eso sí, Britney b*tch como imagen de Kenzo… nos mola todo.