Si hay algo que podemos aplaudir de Brays Efe (podíamos aplaudir casi todo pero, aún, no vamos a pecar de fans fatales que dirían los seguidores de Fangoria) es su gran brío para saltarse cualquier tipo de regla sin despeinarse. En un momento en el que a los artistas (y al resto de curritos de a pie) nos exigen ponernos una etiqueta y se pena la multifunción o el multitasking que dirían los más yanquis, Brays se ha encargado de perder el miedo al salto al vacío a ese será o no será al que un artista siempre se enfrenta. Ahora y para sorpresa de todos, Efe anuncia a bombo y platillo y barroquismo palaciego que da el salto al teatro en con una obra escrita por él que, evidentemente, no encuentra clasificación si atiende a ningún tipo de dogmatismo. Sigan leyendo, esto interesa.

Su cara es cada vez más conocida y su frescura es evidente y es que pocos hay como Brays que saben entretener de la naturalidad menos guionizada. Un tipo de esos que parece siempre están improvisando pero que seguramente se trabaje concienzudamente cada una de sus actuaciones en público. Con Paquita Salas, su alter ego catódico y en streaming (ahí queda eso), nos ganó. Que Netflix te quiera incluir entre su programación no es moco de pavo. Y no haría falta recordar (aunque mira, lo vamos a hacer) que se hizo en 2017 con el premio Feroz al mejor actor protagonista por esta misma serie (sí, Paquita Salas), de la que prepara tercera temporada, y se pasea con toda su fantasía por el plató de Tu cara me suena (vamos, que no para quieto).

Ahora con De Repente, su primera obra de teatro en solitario tras La Llamada (¿conoces a Los Javis?), se marca una pieza de lo más insólita en la que todo tiene cabida. Desde la mordacidad de míticos Late Shows como el de Johnny Carson o el de Joan Rivers (¡cuánto te echamos de menos, Joan!), hasta el rutilante descaro de aquellos programas de varietés de los 90/90, pasando por esa decadencia del Broadway que nunca se apaga.

Un gazpacho de sensaciones que se representará el 5 de febrero, solo por una noche, en el madrileño Teatro Lara y que mantendrá en vilo a todos aquellos asistentes que engañados o entregados a la causa vayan a ver la soltura, vivacidad, voracidad, inmenso potencial, rotunda destreza y presencia más que habilidades de este Brays en estado de (demasiada) gracia y al que fijo que también ovacionarán desde el más allá Jacinto Benavente, Gregorio Martínez Sierra o Ramón María del Valle Inclán (que también estrenaron en la Bombonera de don Cándido como también es conocido este teatro inaugurado en 1880).

Una aventura teatral con la que sin duda el respetable quedará más que satisfecho al saberse en buenas manos, al sentarse frente a un tipo mayúsculo que dejará hacer también al público y que en un formato tan clásico como underground dará que hablar y no en versión pop-up. Brays, mucha mierda.

Posted by:Bru Romero

La vida es una obra de teatro que no permite ensayos. Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida, antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *