La comunidad trans puede estar orgullosa de su máxima abanderada. La mujer transgénero que inspiró la celebración del Orgullo LGTBI ya tiene una estatua en su honor en Nueva York.

Hace unos meses, nos enterábamos que Marsha P. Johnson tendría una estatua en el lugar en Elizabeth, New Jersey, lugar en el que nació. Ahora, la alegría se redondea pues, por vez primera, se recordará a una personalidad trans en La Gran Manzana.

Ya era hora que la ciudad en la que ocurrieron aquellos disturbios de Stonewall que serían el golpe en la mesa de miles de homosexuales y transexuales, originariamente, y que situaron los problemas con los que tenía que lidiar el colectivo a diario en primera plana, homenajeara a una de las víctimas de aquella revuelta, mujer de raza negra que gracias a su lucha sin cuartel contra el odio alcanzó el rango de icono gay/trans como en nuestro país lo fuera Cristina, La Veneno.

Activista del Movimiento de liberación LGBT hasta su fallecimiento en 1992 y miembro de aquella troupe de drag queens, Hot Peaches, de la que habitualmente rodeaba Andy Warhol, Marsha P. Johnson fundó junto con su amiga Sylvia Rivera la organización Street Transvestite Action Revolutionaries (STAR; Revolucionarias activistas travestidas callejeras), lo que las llevaría a participar en marchas a favor de la liberación gay y en acciones políticas radicales.

Como “madre” de la Casa STAR, Johnson se convirtió en una figura importante para trans, drags y jóvenes que mal vivían en torno a los muelles de la calle Christopher, repartiendo ropa y comida. Hoy, en el Christopher Park por el que tantas veces pasó, su huella ha quedado transformada en un busto de bronce en el que podemos leer: “La historia no es algo que te haga mirar atrás y decir que era inevitable”. Sabias palabras de Johnson.