Érase una vez un mundo ideal en el que al entrenar te enfundabas un chaleco que multiplicaba la quema de grasa, pérdida de calorías y fortalecimiento muscular… Lo llamaron electrofitness y triunfó entre los famosos, desde Paula Echevarría a Usaín Bolt. ¿Te apuntas al cuento?
1.Esto es el electrofitness
Es un equipo generalmente compuesto por un chaleco y unas bandas que se colocan alrededor de las muslos desde los que se reciben impulsos eléctricos individualizados, de modo que la frecuencia, el tipo de onda y la profundidad están controlados desde un monitor que vigila tus datos vitales. Es decir, que no te da descargas tipo silla eléctrica ni hay chispazo que valga. Con todo ello se fomenta el el desarrollo y fortalecimiento de la musculatura.
Puedes hacerlo en suelo, cinta, bici… tú eliges (imagen @fiton20).
2.No es gimnasia pasiva
Si te cuesta hacer ejercicio físico y tu corazoncito había empezado a palpitar pensado haber encontrado la solución para desarrollar tu six-pack sentado en el sofá, estás confundido. El electrofitness funciona con esos impulsos localizados en combinación con una rutina de entrenamiento físico que permite aumentar la masa muscular, adelgazar, elevar glúteos, fortalecer abdomen, tonificar el cuerpo e incluso tratar dolores, explican desde AQ8 System, especializados en este entrenamiento.
3.Te obliga a vencer la pereza
No, el electrofitness no se puede hacer en casa. Se trabaja en centros de entrenamiento y gimnasios (lo cual está bien porque te obliga a ir y vencer la pereza), y además es necesario que siempre haya contigo un técnico, especialista o entrenador en todo momento, que previamente ha evaluado tu estado físico. Las sesiones pueden ser individuales, colectivas e incluso al aire libre.
- Bastan 20 minutos
Sí, has leído bien. La duración de cada sesión es de unos 20 a 25 minutos, incluyendo el calentamiento y la recuperación. Lo más óptimo, 20 minutos de entreno y posteriormente, 5 minutos como mínimo de relajación, regreso a la calma y recuperación muscular. Se recomienda una o dos veces por semana. Si son dos, la primera sesión debe ser muy intensa y la siguiente más relajada.
- A la tercera sesión lo notas
Después de la segunda o tercera sesión ya es notable el aumento de la dureza de los músculos y la pérdida progresiva de masa grasa. No te conviertes en Dwayne Johnson (@therock) a la mínima, pero por algo se empieza.
Esto no sale con dos sesiones de electrofitness. Pero desde luego tampoco con ninguna.
- Por supuesto que cansa
El electrofitness implica al sistema voluntario de activación de los músculos y requiere de ejercicios físicos constantes durante el entrenamiento. Según el nivel de potencia y el programa utilizado, se puede sentir una sensación de fatiga física, lo que es una indicación del entrenamiento muscular realizado. Las contracciones musculares se desarrollan siempre de forma progresiva, sin traccionar de forma excesiva los tendones o las articulaciones.
- Si lo combinas con dieta, ya es la caña
La dieta no es obligatoria, pero se aconseja. ¿Por qué? Porque el electrofitness produce cambios metabólicos, drena el sistema linfático y quema calorías. Si disminuyes la ingesta de alcohol, azúcares simples y sal, si bebes mucha agua y para evitar el catabolismo y aumentas la ingesta de proteínas ayudarás a mejorar el resultado. Solo te queda enchufarte.