Festejar es algo que no se nos da nada mal. Pero que nada mal. Siempre es buen momento para reunirse y brindar por aquello en lo que creemos y por todas esas cosas que nos reconfortan, divierten o por las que hemos luchado toda una vida. Y ahora que estamos a un paso de alcanzar el verano y con las festividades del World Pride 2017 a la vuelta de la esquina, qué mejor que alzar una copa de Absolut Rainbow y entregarnos a la satisfacción de estar rompiendo barreras.
Si existe una marca sobre la faz de la tierra que se ha encargado durante las últimas décadas de apostar por el derecho LGBT como si la vida le fuera en ello (que le va, damos fe) es esta marca sueca creada a finales del siglo XIX y que desde los años 80 del siglo XX ayudó a sujetar la bandera de las libertades de este colectivo.
Una historia de amor y mucho empeño que ha ido convirtiendo sus icónicas botellas Absolut, a lo largo de los años, en ediciones limitadas customizadas con los colores de la bandera LGBT. Manifiesto transparente, progresista y realmente honesto de una empresa concienciada con las preocupaciones del prójimo, preocupaciones de todos, al fin y al cabo.
Para esta ocasión y celebrando el mes del compromiso con la causa que nos ocupa, la botella volverá a vestir la bandera arcoíris con los seis colores del sentir diverso a través de pinceladas que nos unen y nos distinguen. El orgullo hecho continente y el sentimiento más festivo hecho contenido, con el que brindar por la igualdad de todo el mundo y el respeto a la pluralidad. Un arcoíris que no cesa y una bebida absolutamente entregada a un deber social de todos para con todos porque la victoria no es solo de un lobby sino de la humanidad que bebe unida.