El calor, el estrés, las fiestas y demás eventos sociales propios de la época pueden pasar factura a la calidad del sueño, lo que acaba por convertirnos en zombies de oficina durante el día. Para evitar las ojeras y el cansancio, te dejamos unos consejos que te harán descansar como un rey por la noche y tener la energía de Gerard Butler en 300 cada mañana. Porque esto no es Esparta, pero casi.
Respeta los horarios: los lunes nos cuesta el triple levantarnos ya que durante el fin de semana cambiamos por completo nuestros hábitos y horarios. Al cuerpo humano le gusta seguir pautas, por eso márcate un horario regular y respétalo (en la medida de lo posible). Notarás que te cuesta mucho menos conciliar el sueño.
Apaga el ordenador: una hora antes de irte a dormir, pon a un lado el ordenador, smartphone y demás aparatos electrónicos y deja que tu cerebro descanse. Una buena técnica es sustituir el último capítulo de tu serie favorita por un buen libro.
La importancia de las sábanas (y pijamas): los tejidos sintéticos absorben los ácaros, aumentan la temperatura corporal y no permiten que la piel transpire. Lo mejor es utilizar prendas de algodón, que no sean muy ajustadas y que aporten una sensación de confort.
Temperatura: la temperatura ideal de la habitación para un descanso óptimo ronda los 22ºC. Sabemos que en verano es una tarea casi imposible si no dispones de aire acondicionado en tu dormitorio, pero puedes ayudarte de un ventilador para que el aire circule. Evita que el ambiente se reseque colocando un humidificador o un recipiente con agua.
Reduce el azúcar: disminuir el consumo de azúcar contribuirá a que la energía natural del organismo aumente, lo que te permitirá descansar mejor por las noches y estar más activo durante el día. Intenta consumir las cosas con más azúcar por las mañanas y, si tienes antojo por las tardes, opta por fruta o zumos naturales.
Evita el alcohol antes de dormir: al igual que el azúcar, el alcohol es un enemigo del sueño apacible. durante la primera mitad de la noche, nuestro cuerpo se adapta al efecto del alcohol para mantener unos parámetros de sueño normales que nos permitan descansar a pierna suelta. Sin embargo, cuando el alcohol se metaboliza y se elimina del organismo se produce la interrupción del sueño, ya que los parámetros cambian radicalmente y al cuerpo le cuesta conciliar el sueño de nuevo.
Los olores, la luz y el ambiente: todos estos factores ambientales afectan (y mucho) a la calidad del sueño. Una iluminación excesiva puede interferir en la conciliación del sueño, y demasiada oscuridad por las mañanas dificulta el despertar natural del organismo. Así mismo, los olores fuertes interfieren en un buen descanso. Fragancias como la lavanda o la menta favorecen la relajación de cuerpo y mente, ayudando a dormir mejor. Por lo tanto, intenta mantener una atmósfera apacible en tu dormitorio; notarás cómo tu descanso mejora considerablemente.